Tablet con Android, son buenas o malas? Analisis.
De hecho estoy convencido que a Apple
le hace falta un buen competidor que amenace al dominancia del iPad en
el mercado de las tablets. Tanto porcentaje de mercado y ningún jugador
serio durante un periodo de tiempo tan largo no puede ser bueno porque
hace que la empresa se “duerma en sus laureles”.
Bajo ese contexto estaba esperando mucho la llegada de Honeycomb, la propuesta de Android como sistema operativo para tablets con pantalla táctil. Use, durante un mes, una Samsung Galaxy Tab 10.1v comercializada por Vodafone en España y estas son mis impresiones.
Android 3.0 (más conocido como Honeycomb) es una versión del sistema operativo móvil específicamente hecha para tablets.
Antes, algunas marcas (Samsung y HTC) lanzaron este tipo de
dispositivos con Android 2.2 o 2.3, desarrollados específicamente para smartphones
con pantallas pequeñas, por lo que la usabilidad y la interacción
dejaban mucho que desear. Google decidió “paralelizar” el sistema
operativo para crear dos variaciones, una para dispositivos de pantalla
pequeña y otro para pantallas grandes más adecuados para una tablet. El
resultado es Honeycomb.
Desde el punto de interfaz gráfica y experiencia de usuario, el concepto base de Honeycomb
es el mismo que las versiones del sistema operativo hecho para
smartphones, una pantalla principal, con varios “escritorios” donde se
pueden poner íconos, accesos directos, widgets y carpetas. Un botón que
te lleva a la lista de todas las aplicaciones instaladas. Ahí es donde
terminan las similitudes. El look & feel es totalmente diferente. Cualquier usuario acostumbrado a Android
se sentirá un tanto perdido, algo que no es necesariamente malo si los
cambios radicales son positivos, lamentablemente, no es el caso.
Para mi Honeycomb es el resultado de diseño por comité. Es como si el equipo de desarollo de Android sentó en una mesa a todos los fabricantes de tablets
que pretenden usar la plataforma y les pidieran toda las
características que les gustaría que el sistema operativo incluya. El
resultado es una interfaz gráfica que por momentos funciona bien, con
algunas ideas brillantes y por momentos carece de toda lógica. Cuatro ejemplos:
- En mi opinión que los botones de inicio y regresar sean parte de la interfaz gráfica me parece una buena decisión, pero no puedo entender entonces que el sistema operativo no me permita posicionarlos en lo que yo considere es el mejor lugar (izquierda o derecha). Estos botones están en una barra llamada “Action Bar” la cual siempre está abajo, no pude ponerla arriba donde creo que funcionaría mejor (aunque entiendo que no lo permitan, porque los botones de navegación básica no funcionarían bien en la zona superior de la pantalla, pero esto, a su vez, es otro error de diseño).
- En teoría los multiples escritorios podrían ser funcionales, pero en la práctica, con pantalla de 10 pulgadas y una resolución tan alta, pierde cualquier utilidad posible. Entiendo la lógica aplicada a un smartphone donde no caben más de 3 widgets, pero en Honeycomb con su actual implementación.
- La interfaz para navegar entre aplicaciones abiertas me parece una idea muy interesante y una aproximación bastante diferente a lo que habíamos visto hasta ahora que se aleja bastante a lo que Apple hace. En la práctica es inusable. La utilidad real de mostrar una vista previa de la pantalla de la aplicación abierta es cero. Además ocupa demasiado espacio.
- El sistema de notificaciones sigue siendo bueno, pero nuevamente con un error inmenso que simplemente no puedo entender: cuando se generan eventos (por ejemplo, el aviso que una aplicación se está instalando) ¡se tapa toda el area! reloj incluído. Extraño, considerando que hay espacio suficiente en una pantalla tan grande. Un comportamiento heredado de la versión para móviles que no tiene explicación.
Dejando
a un lado los problemas e inconsistencias de interfaz que se pueden
resolver en próximas versiones (lo cual en si mismo es otro problema,
que explicaré más adelante) el fallo más grande de Android en tablets es
que carece de un ecosistema de aplicaciones y por lo tanto los usos se
limitan a lo que se puede hacer con las aplicaciones core: el navegador, correo electrónico, calendario, contactos, etcétera. Google
y las marcas de dispositivos han fallado en generar tracción e interés
suficiente con los desarrolladores de software a esta variación de la
plataforma. La culpa de eso, en parte, es que los fabricantes tampoco
han logrado comercializar un tablet decente. Creando un círculo vicioso.
Pocas
aplicaciones, pocos usos prácticos, sin un ecosistema de
desarrolladores realmente comprometidos con la plataforma, dispositivos
caros o de mala calidad (pantallas de poca respuesta, que al inclinarlas
se ven muy mal). No es sorpresa que las tablet Android no se vendan.
Para rematar,
está el problema de las actualizaciones. No me refiero necesariamente a
la fragmentación sino a la decisión de no actualizar dispositivos para
arreglar problemas. Es el caso de la Galaxy Tab 10.1v
que use para esta reseña, la cual pocos días después de reseñar fue
retirada del mercado para vender una versión un poco mejor la cual ya
incluía la versión 3.1 de Honeycomb. Mientras tanto la versión que use, aunque se actualizará, no es claro cuándo.
Por lo tanto, considero que no se debería comprar una tablet con Android, al menos no esta época.