Está claro que todos los portátiles o Laptops son diferentes. Aunque tengamos una lista de 50 equipos distintos, es muy probable que no haya dos iguales. Ya sea en el procesador, en la tarjeta gráfica, en el disco duro, la memoria o cualquier componente, siempre vamos a encontrar algo que podrá marcar la mínima diferencia. Con este objetivo introducimos ahora una serie de consejos para elegir el que mejor se adapte a nuestras necesidades.
Lo principal que tenemos que mirar es el uso que le vamos a dar. Los más generales son para poder utilizar en todas partes, para ver información en Internet como noticias o nuestros datos bancarios, o para correr videojuegos y ver películas. En cualquier caso, siempre habrá una máquina distinta pensada para cada uso. Así, tendremos que definir seis matices para llegar a nuestro ordenador ideal.
1) Tamaño y peso: si somos personas que viajamos mucho, lógicamente tendremos que mirar por el peso. Que va unido también al tamaño. Quien quiera el formato más fácil de llevar, para eso están los ordenadores netbook que se sitúan en una media de 10 pulgadas de pantalla y ofrecen un peso muy ligero. Eso sí, a cambio de prestaciones menos potentes. No están pensados para correr lo último en videojuegos, pero podrán ejecutar varias aplicaciones a la vez sin problema. Si por el contrario, lo vamos a utilizar en casa y no lo sacaremos demasiado, uno de 15 ó 17 pulgadas de diagonal sería lo mejor. Son más potentes y eso nos permite trabajar más rápido y tener más gráficos.
2) Procesador: hoy en día prácticamente todos los ordenadores portátiles vienen como mínimo con un procesador de doble núcleo. Es el cerebro de la máquina y determina la velocidad de trabajo. Además, influye más del 60% en la potencia gráfica. Así, si queremos editar video en alta definición (HD), o pegarle a los videojuegos de última generación, necesitaremos 4 núcleos como mínimo. Si por el contrario no somos de los más jugones, con un procesador que no sea tan potente tendremos de sobra para lo que queremos y nos ahorraremos bastante dinero.
3) Gráficos: como ya hemos dicho antes, es importante un buen procesador, pero por supuesto también lo es una buena tarjeta gráfica. Se complementa con la memoria RAM para dar la capacidad de vídeo que nos haga falta. Si necesitamos gráficos, lo mejor es que la memoria RAM llegue a 4 GB como mínimo con una tarjeta de 1 GB dedicado para arriba. Ya las hay de hasta 2 GB sin que se encarezca mucho. Si no lo necesitamos, lo que nos saldrá más asequible será una memoria compartida o una capacidad de 512 MB como máximo.
4) Sistema Operativo: este apartado influye mucho en el precio, ya que las licencias generalmente se pagan al comprar el equipo. Si no queremos que se encarezca mucho, hay algunas máquinas que vienen con una licencia de Linux gratuita. Los sistemas operativos más famosos son Windows y Mac OS X. Con cualquiera se puede hacer cualquier acción, aunque para Windows suele haber más aplicaciones y de uso más extendido. Y muchas de ellas, gratuitas. Aunque este apartado puede cambiar en los próximos meses con la llegada del nuevo sistema operativo de Google para ordenadores.
5) Precio: sin duda, es uno de los aspectos más importantes. En general, los más caros suelen ser los de 17 pulgadas y los que requieren más potencia. Si el uso que vamos a dar a nuestra máquina no requiere mucha, con menos de unos 500 euros deberíamos tener suficiente. Aunque si somos exigentes, los precios de algunos portátiles pueden llegar a cifras superiores a los 3.000 euros.
6) Diseño: es una cualidad que muchos valoran a la hora de mirar en un ordenador. Muchos de ellos entran por los ojos. También hay marcas especialistas en ofrecer modelos menos potentes, pero más caros simplemente por un diseño más elegante. Lo lógico es mirar primero la calidad y la potencia de los componentes, y por último el diseño. Aún así, no deja de ser un factor importante. Al fin y al cabo, es algo que veremos día a día durante bastante tiempo.
En grandes rasgos, éstas son las principales pautas a seguir para hacerse con un portátil que se adapte a las necesidades de cada uno. No es muy lógico hacerse con un ordenador que tenga mucha potencia si el uso que le vamos a dar no la necesita. Ya que, de esta forma, estaremos pagando más de lo necesario. Aún así, para gustos los colores, y si por el mismo precio encontramos otro equipo con más potencia, nunca sobrará.