Aquí estamos otra vez, oteando un horizonte que por suerte o por desgracia no llega para los obedientes y siempre esperanzados patapon. Ya son tres entregas comandando a nuestro “ciclópeo” ejército, convirtiendo así cada batalla en una juerga gitana por la supervivencia del mejor equipado (y del más hábil).
Regocijense cual hatapon andante porque este nuevo Patapon llega con todas las virtudes de los anteriores eliminando al mismo tiempo algunos de sus lastres (que ya de por sí eran pocos). Si añadimos varios modos de juego y una más que notoria mejora del apartado online al vistosísimo apartado gráfico, entre otras virtudes, me atrevo a aventurar que estamos frente a uno de los probables “últimos grandes” de nuestra añeja PSP.
¿Y esto de qué va?
Para los despistados, Patapon 3 es una aventura con ritmo de compás 4/4, en la cual controlamos a un ejército de variopintas criaturas a base de percusión. Nuestras órdenes se dan en cuatro tiempos del compás, tratando de mantener el ritmo lo más certero posible, y nuestro ejército responde en los cuatro siguientes compases. De este modo atacar, defenderse, esquivar o curar estados alterados no son sino combinaciones de cuatro botones, dependiendo la intensidad de la respuesta de nuestra capacidad para llevar un buen tempo.
La misión es bien simple: llegar a los confines del mundo para encontrar un “ESO” aún desconocido, pero que se las promete felices a nuestros obstinados guerreros. Comienza nuestra aventura con nuestro ejército, maltrecho y, por si fuera poco, petrificado. Pero no está todo perdido, porque si bien ya no seremos el dios Kami, sí que encarnaremos a un héroe dispuesto a abrirse paso con algo más que con la música…
Más de todo…
El continuismo como todos sabemos es un arma de doble filo. Si bien la innovación y la originalidad son unos de los factores más importantes (y desgraciadamente, escasos) del mundillo videojueguil, a veces casi que es mejor ser humildes y ceñirse a la máxima de “si algo funciona, no lo toques”. Pregunten por ahí por Dragon age, y sirva de ilustre y desafortunado ejemplo.
Un enfoque que parece compartido desde Pyramid. Y como resultado de un trabajo sobre seguro, tenemos un más que sabroso refrito de Patapon 2, con los añadidos suficientes como para dar otra vuelta de tuerca a la jugabilidad de los títulos anteriores. Clónico y espectacular apartado gráfico, mismo sonido cuidado hasta el detalle e idéntica capacidad para enganchar sin remedio a base de un producto simplista y encantador son las bazas que afortunadamente se siguen manteniendo.
… y algunos cambios
Sin embargo, de entre todas los pequeños cambios de los que hace gala este Patapon 3, me quedo sin duda con el replanteamiento del modo campaña. Si bien seguimos contando con una historia puramente testimonial y con ese sentido del humor inocentón, ahora las misiones se presentan mucho más variadas, con nuevos modos, más opciones, y en definitiva, una mayor capacidad de elección del jugador.
La dificultad se ha reducido sensiblemente, y no es por una “casualización” del juego, sino más bien por un mayor énfasis en el saqueo y la mejora de objetos. Ahora más que nunca los items juegan un importantísimo papel y estarán presentes en cada nivel, por fugaz que sea. Si además de esta mayor cantidad de items también disfrutamos de un sistema de subida de nivel más asequible, como resultado obtenemos que a veces la mera fuerza bruta de nuestro ejército es suficiente para devorar nivel tras nivel, sin tener que hacer gala de una técnica o estrategia cuidadosa.
Y hablando del sistema de niveles y mejora de los Patapon, contaremos con más de veinte subtipos distintos, que se desbloquean progresivamente. En un sistema ramificado, puede ser algo tedioso volver a criaturas más básicas para tener que continuar una “rama” evolutiva patapon, descuidando las habilidades de otros subtipos más evolucionados. Pero entiéndase esta como una manera de tener que trabajar duro si queremos obtener un verdadero ejército capaz de plantar cara a otros héroes que pululan por la red de redes.
Ya sea en modo enfrentamiento o cooperativo, el sistema online está mucho mejor implementado, y deja de ser un simple añadido para situarse como elemento base de este programa. Quizá sea algo complicado encontrar jugadores en según qué momentos, pero para lo bueno y lo malo, esto no es un Call of Duty.
Conclusión
No es un secreto que guardo un cariño especial a este juego. Ideal para una partidilla corta o para pegarte tres horas trasteando equipamiento y probando nuevas combinaciones, el encanto es una constante en un juego muy cuidado, en cierto modo mágico y divertido como él solo. Una apuesta original que recomiendo encarecidamente. Erradica prejuicios y déjate atrapar por “ESO”, aunque no sepamos que es.